jueves, 13 de noviembre de 2008

Financiamiento Alternativo a los Contratistas de la Ampliación del Canal de Panamá

Generalmente, los diferentes tipos de contratistas en Panamá que trabajan con el gobierno central, entidades autonomías y semi autónomas, una vez que ganan licitaciones, amarran sus contratos y empiezan a ejecutar sus trabajos, tienden a utilizar diferentes tipos de financiamientos en el mercado financiero, buscando la liquidez necesaria para asumir sus compromisos de una manera más inmediata, sin necesidad de esperar meses a que el gobierno resuelva pagar las facturas.

Una de las formas más buscadas de financiamiento es a través del mal llamado factoring, y digo mal llamado ya que aquí en Panamá realmente no se hace un factoring puro (compra de la factura y traspaso de la propiedad de la misma, con los riesgos que ello implica), sino que se utiliza la factura como medio de repago de un financiamiento que se otorga por la calidad del cliente final y del cliente inmediato, al que además se le pide un recurso (generalmente un pagaré), en caso tal que no se logre cobrar la factura.

Aquí vemos como han proliferado empresas de factoring, las cuales todavía no tienen un marco regulatorio como lo tienen las empresas financieras, las de leasing y los bancos, lo cual hace que el mercado no tenga limites y que en muchos casos el contratista este trabajando para otro y no vea ningún tipo de ganancias.

También, si el contratista es lo suficientemente grande y prestigioso, es posible que pueda obtener financiamiento bancario para poder llevar a cabo la licitación que se ganó, sin ningún problema, trabajando con una tasa de interés lo suficientemente baja que le permita obtener una buena ganancia sobre su trabajo.

Como cualquier institución bancaria, se le requerirá algún tipo de garantía al contratista, más allá del contrato o licitación ganada, que le permita al banco el poder tener un certeza que obtendrán un repago. Este riesgo se pudiera ver mitigado por medio de un contrato o una certificación de la Autoridad del Canal de Panamá, donde se demuestre que este contratista tiene un trabajo especifico (ya sea directo como contratista, o indirecto como sub-contratista) con la Ampliación y Construcción del Tercer Juego de Esclusas del Canal de Panamá

Los bancos tienden a tomar algo de riesgo, pero este riesgo, por las regulaciones por parte de la Superintendencia de Bancos, tiende a ser relativamente bajo, por lo que las garantías son de rigor en casi todas sus transacciones.

Lo más probable es que ningún contratista tenga la garantía necesaria para poder afrontar los requerimientos del banco, y he allí el problema: el contratista se ve obligado a acudir a préstamos más caros por no poder hacerle a todos los requisitos que pide una entidad bancaria.

Los contratistas directos del proyecto de ampliación del Canal de Panamá no van a ser pequeñas empresas, por el contrario, en el mejor de los casos serían medianas empresas, con ventas entre $1, 000,000 a $2.5 millones anuales, y que con este proyecto pudieran estar a un paso de convertirse en empresas de mayor tamaño.

Pero si tienen que acceder a los mercados financieros caros para poder financiar su operación, difícilmente podrán convertirse en grandes empresas. Además de la banca local, estas empresas podrían acceder el mercado de valores, dependiendo del tamaño de la licitación que ganen, ya que existe un mínimo financiero para lanzar una emisión en el mercado de valores local

Definitivamente el mercado de valores local no tiene mucha experiencia tratando con empresas que no tengan gran tamaño. Es más, son contadas las empresas que no tienen gran tamaño y entrar en el mercado de valores buscando nuevas opciones de financiamiento. Pero una vez lo hacen, se entregan al mercado, ya que se dan cuenta que el mismo les resuelve, y es un mercado más noble que el del sistema bancario.

Pero el principal problema que enfrentan las empresas medianas es el de encontrarse con costos más altos que los costos bancarios. Generalmente los bancos están cobrando comisiones de cierres sobre sus prestamos que van desde ¼% a 1% (y más) dependiendo del tamaño del cliente.

El otro costo que influye en la decisión es el 1% de FECI mensual que se cobra de la misma manera en que se cobran los intereses, e indiscutiblemente la tasa de interés es el factor más importante. Inclusive, por representar más riesgo para la industria, las tasas de interés tienden a ser más altas que lo que normalmente se cobra a otras empresas.

Nos encontramos generalmente con clientes cuyo perfil en el banco no es tan atractivo y no les interesa tanto como un cliente grande que – en teoría – tiene menos riesgo. Pero la historia nos ha demostrado que los clientes grandes no necesariamente son los mejores clientes.

Ahora, los costos de entrar al mercado de valores si son sustancialmente mayores a los que consiguen estas empresas en el mercado financiero, muy específicamente en los factoring – muchas veces costos por encima de 24% anual (incluyendo comisiones). Mientras que en el mercado de valores, estos costos pudieran estar, cuando mucho, por el orden del 10% anual, lo que hace que esta alternativa sea lo suficientemente atractiva como para evaluarla.

El problema radicaría, en el monto de la transacción, ya que si la misma no llega ni siquiera a $1, 000,000 la verdad es que no hace mucho sentido el entrar en el mercado de valores. Los costos para un emisión se encarecen al tener emisiones de menos de $1, 000,000, ya que existen muchos costos fijos que no ayudan en el costo ponderado de la emisión.

Una solución sería que la Comisión Nacional de Valores y la Bolsa de Valores de Panamá hicieran una tabla de costos basada en el tamaño de la empresa, para incentivar a las medianas empresas a entrar en el mercado de valores.

Definitivamente una vez se demuestra – financieramente – que el cambio del mercado bancario al mercado de valores hace sentido, todo es cuestión de tiempo para que el nuevo emisor se convierta en un fiel creyente del sistema.

Pero primero, también debe perder el miedo a mostrar sus cifras (con los cambios en la ley, ahora los estados financieros pueden ser sólo enviados a la Bolsa de Valores de Panamá e inclusive mostrados en el propio website de la empresa) y realmente asegurarse que el miedo, general, al mercado de valores es sólo un mito.

Esto de probar que cualquier empresa, en buenas condiciones puede participar del mercado de valores sin ningún problema, como efectivamente lo muestran los clientes satisfechos de la mediana empresa, que han incursionado en el mercado de valores y que definitivamente se han mantenido renovando cada año sus emisiones.

Estoy seguro que la ampliación del Canal de Panamá representa una excelente coyuntura para todas las empresas que estén interesadas en nuevas formas de financiamiento, e inclusive más barato, y menos engorroso (aunque no lo crean), y aun cuando el mercado esta bien regulado, es sumamente fácil el cumplir con todos los requisitos tanto de la Comision Nacional de Valores, como de la bolsa de Valores de Panamá vs. cumplir con todas las exigencias del sistema bancario, que poco a poco están pidiendo garantías no sólo de los dueños de las empresa, sino también de todos los miembros de la familia hasta del cuarto grado de consanguinidad, incluyendo el gato y el perro).

Este ha sido el efecto secundario que dejaron las quiebras fraudulentas de el Grupo Triangulo y del Grupo Fotokina, donde el mercado financiero, e incluso el mercado de valores, salieron castigados por unos eventos que sucedieron a dos grupos comerciales de gran tamaño en el país, pero donde los únicos culpables salieron del sistema financiero, al no ponderar correctamente el riesgo que representaba el sobre endeudar a los mismos por encima de los intereses de los bancos de ganar más dinero.

Una opción seria la de hacer un fideicomiso, utilizando la misma estructura que mencionamos con la propuesta de Jose Abbo en su escrito “El Encanto Financiero del Canal de Panamá”, cambiando el mandato del mismo a únicamente adquirir facturas con el sólo propósito de proveer recursos de capital a los contratistas directos de la ampliación del Canal de Panamá.

Para la obtención de este capital con el cual se adquirirán dichas facturas, se emitirán certificados de participación en el fideicomiso a través de una oferta pública inicial en la Bolsa de Valores de Panamá. Dichos certificados negociables representarían una participación fraccionaria en los instrumentos de deuda que ha adquirido el fideicomiso. Estos pudieran ser emitidos con un valor nominal lo suficientemente accesible para el “pequeño” inversionista, digamos US$25.00 por certificado”[1]

Obviamente, aquí la operación del fideicomiso requiere de un expertise, por el cual necesitamos una estructura organizacional más estructurada, sin embargo, el retorno sería superior al que la propuesta original de Jose Abbo hizo.

Otro punto interesante sería el de poder “certificar” que el contratista está trabajando directamente con la Autoridad del Canal de Panamá, bajo un contrato amparado con la licitación respectiva. Aquí es importante trabajar de forma muy compenetrada con la Autoridad del Canal de Panamá, basado en un arreglo de autoridades gubernamentales – ACP y CONAVAL, que permita una integración de ambos en este proyecto, avalado por el Estado, pero que este manejado por la empresa privada.

Lo importante aquí seria el hacer una estructura lo suficientemente eficiente que permita el desembolso lo más rápido posible de manera que esta realmente sea una buena alternativa para los contratistas. Es decir, tener el expertise necesario para un proceso productivo y eficiente que redunde en beneficios APRA las empresas y el fideicomiso.

Y por último, el efecto cascada que este tema podría tener es que las empresas de igual tamaño, independientemente que estén o no ligadas a al Ampliación del Canal de Panamá, verían con muy buenos ojos el entrar al mercado de valores, o por lo menos evaluarlo de una manera más objetiva.

Después de 17 años de haber lanzado su primera emisión en el mercado local, la Bolsa de Valores podría ver la entrada masiva de empresas no tradicionales en el mercado. Lo importante es que este segmento del mercado entienda las diferentes opciones que existen en el mercado de valores para los diferentes proyectos que existan, sin importar su tamaño, y que permitan la mayor participación de empresas en la Bolsa de Valores de Panamá.

Con esto se cumpliría con muchos anhelos de los fundadores de la Bolsa de Valores de Panamá, y de mucha de la gente que se ha esforzado por incrementar el volumen del mismo, atraer nuevas empresas y realmente democratizar el mercado de valores en Panamá.

Un mercado con más jugadores – emisores – nos traerá muchas ventajas, y nos pondría a la vanguardia en la región (Centroamérica). Y un empuje de esta clase, por el proyecto de ampliación del Canal de Panamá, sería la llama que se necesitaría para encender el mercado de Valores de Panamá a través de las empresas no tradicionales.

[1] Compilación de artículos sobre la regulación y el funcionamiento del mercado de valores en Panamá, Tomo II. El Encanto Financiero del Canal de Panamá. Jose N. Abbo.

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