jueves, 13 de noviembre de 2008

La pequeña empresa como motor de la Economía, y su vinculación con la Ampliación del Canal de Panamá – Financiamientos Especiales a través del Mercado

Como mencionamos anteriormente, muy pocas empresas han entrado al mercado de valores de Panamá. Las pocas que están (con un pico en 1999 con 157 emisores, nos encontramos actualmente con 93 emisores[1]), se han mantenido en el mercado, unas más activas que las otras, pero confiando en los resultados que una emisión puede tener en los resultados financieros de la empresa.

Todavía pienso que existen muchas razones por las cuales una empresa puede incursionar en el mercado de valores para buscar financiamiento para sus proyectos, y estas razones están muy por encima de las posibles desventajas que el sistema pueda tener. Y al final del día, las empresas que toman su decisión y deciden entrar al mercado de valores no sólo logran sus objetivos, sino que nunca se arrepienten de haber entrado al mercado, y se preguntan el porque no lo habían hecho antes.

¿Pero como hacemos viable la entrada de pequeñas empresa al mercado de valores, si ya de por si, es sumamente difícil el que las medianas empresas puedan hacerlo? Hay que ser sumamente creativos en establecer un mecanismo para que estas empresas participen del mercado de valores en Panamá, buscando las formas o vehículos legales que la ley panameña, que es muy amplia y moderna en este sentido, nos permita desarrollar.

También, es supremamente importante en desarrollar estos vehículos legales con un costo que sea relativamente más bajo, que las pocas alternativas que se encontrarían en el mercado y que no sean un obstáculo para que cada vez más empresas participen del mercado de valores – ya sea directa o indirectamente.

Debemos recordar también que la mayoría de las empresas en Panamá, y de hecho en la gran mayoría del mundo, son empresas familiares. Pero las empresas familiares son el motor de la economía, y su presencia es tan fuerte en cada país, que sin ellas estoy seguro que la economía no se moviera.

“Los artículos dedicados a la empresa familiar presentan conjeturas respecto al numero de empresas controladas por familias, pero incluso según las estimaciones más conservadores, entre el 60% y el 80% (en Panamá esta cifra es superior) de las empresas de todos el mundo son propiedad de familias o están dirigidas por ellas”.[2]

La gran mayoría de las grandes empresas a nivel mundial, han nacido de una empresa familiar que ha ido creciendo, no sólo en tamaño de activos y nivel de ventas, sino que ha tenido la previsión de prepararse para el futuro, haciendo planes estratégicos, cambiando su estructura organizacional, “corporatizando” la empresa, contratando profesionales para los puestos claves, en fin, están “desfamiliarizando” la empresa, para hacerla más fuerte y pensando en el largo plazo.

Pero ojo, esto no pasa de la noche a la mañana, sino que tenemos que esperar varias generaciones para que esto suceda. Y obviamente, tiene que existir un mercado de valores lo suficientemente activo, y democratizado, de manera que estas empresas puedan cambiar su manera de manejarse a través de un vehículo nuevo – la empresa pública.

Generalmente, el dueño – patriarca – de la empresa, generalmente es una persona reservada, que no desea mostrar lo que hace su empresa, ni los secretos financieros que la misma tiene. Todavía tiene muchas reticencias a mostrar sus estados financieros, ya que con esto le daría su estrategia a la competencia. Sin embargo, los estados financieros son una radiografía de la empresa en un momento específico, y aunque te puede mostrar cuanto tiene en activos totales, activos fijos, cuentas por cobrar, en las cuentas de bancos, cuanto vende, y sus inventarios, esto no le da los “secretos” de la empresa ni a la competencia ni al mercado.

Aquí en Panamá muy pocas empresas han pasado de ser empresas familiares a ser empresas públicas – con acciones en el mercado. Sin embargo, si se ha tenido algo de éxito con empresas familiares en hacerse publicas a través de bonos. Es como entrar al mar de a poquito, primero los pies, luego las piernas, luego el torso y por ultimo la cabeza, de manera tal que el frío que tiene el mar lo vaya absorbiendo la empresa poco a poco.
Pero tenemos que tener bien claro que, para que una economía exista, es necesario que existan más empresas, y la única forma que esto sucede es que existan más empresas – generalmente pequeñas y en su gran mayoría familiares. Es decir, que las nuevas empresas son necesarias, independientemente del tamaño de la misma y la forma en que la misma lleve a cabo sus negocios.

Ahora bien, ¿como estas empresas van a tomar parte en un proyecto tan grande como la Ampliación del Canal de Panamá? ¿Como las podemos hacer participe de esta bonanza económica que un proyecto de esta magnitud representa? Y, ¿como podemos asegurarnos, por medio del mercado de valores, que estas empresas podrán contar con financiamiento para poder participar de los proyectos de ampliación del Canal de Panamá?

Definitivamente que todas estas interrogantes son validas y merecen un desarrollo para que podamos comprender el alcance de las mismas, reflexionemos como sociedad lo que esto implica, como participantes del mercado de valores estemos claros en lo que esto significará a largo plazo para el mercado, y como funcionarios realicemos y ayudemos a que estas empresas puedan participar como jugadores del mercado de valores.

Sería utópico pensar que las empresas pequeñas puedan participar, directamente, en un proyecto de tal envergadura, como el de la Ampliación y construcción del Tercer Juego de Esclusas del Canal de Panamá. Sin embargo, indirectamente, estas pequeñas empresas podrán brindar servicios a los contratistas y los trabajadores de estos contratistas, del Canal de Panamá.

Lo primero es imaginarse el desarrollo que tendrán las áreas revertidas con un proyecto tan grande como este, y lo que representa en términos de infraestructura, servicios, y otros. Si solamente con vender la gran cantidad de propiedades – básicamente viviendas – en las áreas revertidas (Clayton, Albrook, Cárdenas, Los Ríos, Balboa, etc.), le ha dado vida a un sector de la geografía de nuestra ciudad, el cual se ha desarrollado poco a poco, pero constantemente, es innegable que trasladando a una gran cantidad de trabajadores de diferentes niveles – más empresas de soporte, hasta esta área se traducirá en un desarrollo mayor.

Desde restaurantes, fondas, servicios de transporte, desarrollo de locales comerciales e inclusive desarrollo de viviendas, hasta salones de belleza, internet café, franquicias de restaurantes de comida rápida, y muchos más, es lo que nos encontraremos en un futuro muy cercano en las áreas revertidas. Y la única razón por la cual estas empresas se podrán instalar en estas áreas es debido a la Ampliación y Construcción del Tercer Juego de esclusas del Canal de Panamá.

Muy pocas cosas se hacen, desde le punto de vista financiero, para las pequeñas y medianas empresas. Aun cuando AMPYME tiene un programa donde garantiza hasta $30,000 en los programas de financiamiento para este segmento del mercado en los bancos, esto sólo puede representar hasta el 50% del monto del préstamo, y el banco tiene que hacer los esfuerzos necesarios para cobrar, antes que AMPYME pueda pagarle de vuelta al banco en caso de que el préstamo se convierta en una cuenta mala. Por lo tanto, este programa no es tan atractivo para el banco, ya que continúa con mucho riesgo. Existen bancos como Multi Credit Bank, Caja de Ahorros, Mi Banco y otros, que se han especializado en este segmento del mercado, pero aún así no resuelven con todas las necesidades de este tipo de empresas.

Por lo anterior, se pudiera hacer un fideicomiso especializado, bastante parecido a la desviación que le hicimos para el negocio de factoring, pero que se constituyera basado en prestamos a la pequeña empresa y con garantía de pagarés, garantías muebles e inmuebles, contratos a mediano y largo plazo, pero que necesitará un manejo especializado tipo banco, lo que se traducirá en costos de manejos relativamente altos. Si n embargo, el rendimiento de esta cartera, puede ser sustancialmente superior a los normal bancario, que pueda absorber el riesgo inherente del segmento de mercado en el cual se estaría manejando el fideicomiso.

El fideicomiso se podría manejar de dos formas, o por medio de participaciones, como Jose Abbo sugirió para los pequeños inversionistas de bonos para financiar la ampliación y construcción del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá, o simplemente por medio de la emisión de bonos a cinco años (cubriendo la posición de tesorería de los préstamos antes mencionados)[3].

Si se hace por medio de participaciones, todo el rendimiento del fideicomiso seria pagado a las participaciones, luego de obtener los costos y gastos de la operación. Aquí el vehiculo trabajaría como si fuera una acción. Esto sería muy parecido a la operación de un banco 100% público, y pudiera operar el fideicomiso bajo la estructura de una financiera, en vez de la de banco, que hace el negocio más costoso y no necesariamente más eficiente.

En el caso de los bonos, la operación del fideicomiso pudiera ser de tres maneras. La primera sería la de que los bonos obtengan su rendimiento pactado, se cobran los costos y gastos de la operación, y la ganancia sería para el fideicomiso. La segunda es que se pagan el rendimiento pactado del bono, se cobran los gastos, y el remanente queda como una ganancia retenida para la operación del fideicomiso para seguir trabajando a largo plazo (esto permitirá bajar los costos a los clientes – pequeña empresa - o establecer las reservas necesarias para el futuro, mitigando el riesgo de la operación). La tercera sería la de pagar el rendimiento pactado a los bonohabientes, cobrar los costos y gastos de la operación y el remanente se repartiría a los bonohabientes, de acuerdo a una cláusula especial en el mismo.

Otra opción sería la de crear un banco directamente, especializado en este segmento del mercado. Ahora bien, ¿Cómo sería la estructura accionaria? ¿Se lleva directo el proyecto a la bolsa? Pero los requisitos para ser un banco, no te permiten ir directamente a bolsa ya que tendrías que mostrar la capacidad financiera del proyecto. O se empieza directamente como financiera, y una vez que el capital esté cónsono con la Ley Bancaria para bancos de licencia general, se convierte la financiera en banco.

Al crear esta estructura directamente, te evitas las suspicacias de a quien va a ir la utilidad de la operación, y queda definido directamente para los accionistas. Lo único que hacer un compromiso más a largo plazo con una operación bancaria o de financiera, es que existen una par tópicos que habría que aclarar antes de empezar.

El primero es el hecho de que existe el mito de que este segmento del mercado no paga. Aun cuando la realidad ha sido otra, con niveles de morosidad, inclusive, más bajos que la banca comercial per se, todavía existe este mito. Sin embargo, lo que si es cierto es que el segundo problema si es real. Y es el hecho de que este tipo de cliente requiere de mucho monitoreo y de mucho asesoramiento para que el negocio surja. Y es allí donde realmente esta el problema para muchos posibles accionistas.

Lo ideal sería el presentar un programa de trabajo que haga sentido para Panamá, donde el seguimiento y asesoramiento serían la base para el funcionamiento del banco, y su estructura organizacional sea lo suficientemente flexible que parezca un banco, pero que al mismo tiempo permita seguir las propias normativas que este tipo de mercado dicta.

En fin, se cual sea el proyecto que se pueda desarrollar, es indiscutible que este mercado necesita ser apoyado por el mercado de valores para que el mismo tenga un futuro, mostrándole a los futuros emisores las ventajas que tiene el utilizar el mercado de valores y haciéndole ver que los mitos que existen son infundados.

[1] Fuente – Bolsa de Valores de Panamá
[2] Empresas Familiares. Generación a Generación. Gersick, Davis, McCollom & Lansgberg. McGraw Hill 1997. Pág. 2
[3] Compilación de artículos sobre la regulación y el funcionamiento del mercado de valores en Panamá, Tomo II. El Encanto Financiero del Canal de Panamá. Jose N. Abbo.

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